BIBLIOGRAFÍA

• http://es.wikipedia.org/wiki/Lenguaje

• http://www.monografias.com/trabajos32/lenguaje/lenguaje.shtml

• http://www.virtual.unne.edu.ar/archivos/Programa-FilosofiadelLenguaje.pdf

• http://es.wikipedia.org/wiki/Acción_comunicativa

• http://es.wikipedia.org/wiki/Ludwig_Wittgenstein

• http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=646

• http://www.eubca.edu.uy/diccionario/letra_s.htm

• Altas Universal de Filosofía, manual didáctico de autores, textos, escuelas y conceptos filosóficos. Pág. 589 (como los hombres inventaron el lenguaje. Demócrito) y pág. 867 (las palabras para decir “te amo”. Rousseau).

• Gran Diccionario Enciclopédico visual. Programa educativo visual. Ediciones Zamora LTDA.
• El lenguaje hace posible la comunicación, y la intención principal de la comunicación es compartir una determinada información.

• Para que allá una correcta comunicación debe existir un código lingüístico común entre los hablantes. El entendimiento busca un acuerdo que termine en la comprensión mutua del saber compartido.

• En toda persona que actúa lingüísticamente, con intensión de a entenderse con otros, se pueden encontrar las siguientes pretensiones de validez: inteligibilidad, verdad, veracidad y rectitud.

• El lenguaje surge de la necesidad de representar la realidad y comunicar experiencias, sentimientos o emociones.

• Del contexto depende la formación de un código lingüístico.

• Los conceptos pueden variar su significado según el contexto cultural o la ubicación.

• El ser humano es un ser simbólico, en la medida en que tiene la necesidad de representar la realidad a través de conceptos.

• La generalidad de los conceptos hace que estos no expongan de un manera totalmente veraz un experiencia, o no garantizan la total comprensión de lo que se comunica por parte del receptor.

• El ser humano tiene la capacidad de compartir su conciencia con otros.

• Lo que expresamos oralmente también podemos decirlo mediante signos.

• Dado que el género humano no se ha originado de una sola cepa, no hay ninguna lengua universal.



DOCUMENTAL: El origen de las Lenguas

Primera Parte



Segunda Parte



VIDEO: Parlache. Parcero Popular # 8

¿ES EL LENGUAJE UN MEDIO DE CONVIVENCIA SOCIAL O ES LA BASE PARA COMPRENDER LA REALIDAD SOCIAL?



Para la mayoría de los filósofos, el lenguaje surge en el hombre por la necesidad que esta tiene de comunicar experiencias, sentimientos o ideas, la necesidad de comunicarse está ligada a la formación de comunidades, por tanto el origen del lenguaje también estuvo determinado por la conformación de la sociedad.

Luego de que se hubo formado una sociedad el hombre creó un código lingüístico común para todos los miembros de dicha sociedad, partiendo de esto podemos afirmar que es por la formación de comunidades surge en el hombre la necesidad de la comunicación, la cual no sería necesaria si no hubiera con quien comunicarse.

El lenguaje a su vez se convierte en un símbolo que identifica a cada sociedad, pues cada sociedad creó su propio código lingüístico diferente al de las demás sociedades, en otras palabras el lenguaje pasa a ser parte fundamental de la identidad de las culturas pues es único para cada una de estas. En cada lenguaje hay una visión diferente del mundo, si una de estas lenguas se perdiera, perderíamos también una parte de la nuestra historia y una forma de concebir el mundo diferente a la nuestra.

Para Habermas, el uso primario del lenguaje sería el orientar su empleo al entendimiento. El lenguaje busca ayudarnos a comunicarnos. La comunicación lleva inscrita la promesa de resolver con razones las perturbaciones. Quien habla pisa una dimensión en la que aparecen claros los conceptos verdad, mentira, justicia e injusticia. El lenguaje nos da la posibilidad de consensuar normas de comportamiento y de propiciar, por tanto, el progreso histórico. Habermas da un nuevo sentido a la frase de Aristóteles: “el hombre, porque habla, sabe de lo justo y de lo injusto”.


En conclusión, con base en lo anterior y para dar una respuesta concreta a este interrogante, diríamos que el lenguaje es tanto un medio de convivencia como la base para comprender la realidad social. El lenguaje hace posible el entendimiento mutuo, siempre y cuando se esté manejando un código lingüístico común, en la sociedad es la comunicación la que hace posible la convivencia pacífica o violenta, según el caso. Si no nos pudiéramos entender unos con otros llegaríamos al caos, pues nadie estaría de acuerdo con nadie, no habría comprensión y por lo tanto no habría convivencia pacifica.


El lenguaje nos permite expresar nuestra conciencia. Cada una de las distintas visiones del mundo va implícita en una lengua. A través del idioma describimos nuestra realidad, y a la vez cada uno de nosotros nos expresamos a nuestra manera en nuestro idioma. El idioma varía por las diferencias de nuestro entorno, son estas diferencias las responsables de las palabras únicas existentes en cada idioma. El lenguaje es necesario para comprender y comunicar la realidad social de la que cada uno hace parte, pues es a través del lenguaje como se hace posible el entendimiento mutuo, el lenguaje varía según el contexto del hablante,es decir, la realidad que cada uno vive. Por esto decimos que en el lenguaje mismo está impresa nuestra forma de ver, concebir y entender esta realidad. El pensamiento es una representación de la realidad. La realidad es aquello que se puede describir con el lenguaje


Publicado en 1966, empieza con una extensa discusión de Las Meninas del pintor español Diego Velázquez, en atención a su complejo juego de miradas, ocultamientos y apariciones. De ahí desarrolla su argumento central: que todos los periodos de la historia poseen ciertas condiciones fundamentales de verdad que constituyen lo que es aceptable como, por ejemplo, discurso científico. Foucault argumenta que estas condiciones de discurso cambian a través del tiempo, mediante cambios generales y relativamente repentinos, de una epítema a otro.

“Las palabras y las cosas” puso a Foucault en el primer plano intelectual de Francia. Jean-Paul Sartre atacó a Foucault como la 'última muralla de la burguesía' a propósito de este texto.
Es necesario concebir el discurso como una violencia que se ejerce sobre las cosas, en todo caso como una práctica que les imponemos; es en esa práctica donde los acontecimientos del discurso encuentran el principio de su regularidad.

Lo que importa es mostrar que no existen, por una parte, discursos inertes, y, por otra, un sujeto todopoderoso que los manipula, los invierte, los renueva; sino más bien que los sujetos parlantes forman parte del campo discursivo –tienen en él una posición y sus posibilidades de desplazamiento, y una función y sus posibilidades de mutación funcional. El discurso no es el lugar de la irrupción de la subjetividad pura, es un espacio de posiciones y de funcionamientos diferenciados para los sujetos.

El objeto de las ciencias humanas no es el lenguaje (hablado sin embargo por ellos solos), es ese ser que, desde el interior del lenguaje por el que está rodeado, se representa, al hablar, el sentido de las palabras o de las proposiciones que enuncia y se da, por último, la representación del lenguaje mismo.

El Tractatus Logico-Philosophicus

El Tractatus es un texto complejo que se presta a diversas lecturas. A primera vista, se presenta como un libro que pretende explicar el funcionamiento de la Lógica tratando de mostrar al mismo tiempo que la Lógica es el andamiaje o la estructura sobre la cual se levanta nuestro lenguaje descriptivo (nuestra ciencia) y nuestro mundo (que es aquello que nuestro lenguaje o nuestra ciencia describe). La tesis fundamental del Tractatus es esta estrecha vinculación estructural (o formal) entre lenguaje y mundo, hasta tal punto que: «los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo». En efecto, aquello que comparten el mundo, el lenguaje y el pensamiento es la forma lógica, gracias a la cual podemos hacer figuras del mundo para describirlo.
En el Tractatus, El mundo, es la totalidad de los hechos que son el caso, es decir, aquellos hechos que se dan efectivamente. Los hechos son "estados de cosas", o sea, objetos en cierta relación. Por ejemplo, un hecho es que el libro está sobre la mesa, lo cual se revela como una relación entre "el libro" (que podemos llamar objeto "a") y "la mesa" (que podemos llamar objeto "b").
Para Wittgenstein el lenguaje descriptivo funciona igual que una maqueta, en la cual representamos los hechos colocando piezas que hacen las veces de los objetos representados; en el Tractatus, el lenguaje está formado fundamentalmente por nombres (hablamos, naturalmente, del lenguaje una vez que es analizado lógicamente).
De esta idea tan fundamental extrae Wittgenstein toda su teoría de la figuración (o de la significación) y de la verdad. Una proposición será significativa en la medida en que represente un estado de cosas lógicamente posible, para lo cual será imprescindible que los nombres que aparecen en esa proposición refieran a ciertos objetos del mundo.
Otra tesis fundamental del Tractatus es la identidad entre el lenguaje significativo y el pensamiento, dando a entender que nuestros pensamientos (las representaciones mentales que hacemos de la realidad) se rigen igualmente por la lógica de las proposiciones, pues: «La figura lógica de los hechos es el pensamiento» o «El pensamiento es la proposición con sentido». De este modo, si algo es pensable, ha de ser también posible, es decir, ha de poder recogerse en una proposición con sentido (sea ésta verdadera o falsa). El pensamiento es una representación de la realidad. La realidad es aquello que se puede describir con el lenguaje (en este sentido, se aprecia que la realidad en el Tractatus es una imagen que resulta de un lenguaje descriptivo, y no una realidad en sí; por eso los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo).
Este es el modo en que Wittgenstein determina de qué podemos hablar con sentido y de qué no podemos hablar. Podemos hablar, o sea, decir verdades o falsedades, siempre y cuando utilicemos el lenguaje para figurar estados de cosas o hechos posibles del mundo. Sólo es posible hablar con sentido de la realidad. Este es el punto en que el Tractatus es interpretado como abogado del Empirismo o como una apología de la ciencia, ya que sólo la ciencia es capaz de decir algo con sentido; y «De lo que no se puede hablar, hay que callar». Ahora bien, el verdadero y original pensamiento de Wittgenstein empieza aquí. El Tractatus no describe hechos posibles ni hechos del mundo, sino que habla del lenguaje y de la lógica que rige nuestro pensamiento y nuestro mundo, etc.

Las Investigaciones filosóficas

El rasgo más importante de esta segunda época está en un cambio de perspectiva en su estudio filosófico del lenguaje. Si en el Tractatus adoptaba un punto de vista lógico para el escrutinio del lenguaje, este segundo Wittgenstein llega al convencimiento de que el punto de vista adecuado es de carácter conductista: no se trata de buscar las estructuras lógicas del lenguaje, sino de estudiar cómo se comportan los usuarios de un lenguaje, cómo aprendemos a hablar y para qué nos sirve.

En las Investigaciones, Wittgenstein sostiene que el significado de las palabras y el sentido de las proposiciones están en su función, su uso en el lenguaje, vale decir, que preguntar por el significado de una palabra o por el sentido de una proposición equivale a preguntar cómo se usa. Por otra parte, puesto que dichos usos son muchos y multiformes, el criterio para determinar el uso correcto de una palabra o de una proposición estará determinado por el contexto al cual pertenezca, que siempre será un reflejo de la forma de vida de los hablantes. Dicho contexto recibe el nombre de juego de lenguaje.
Una tesis fundamental de las Investigaciones es la imposibilidad del lenguaje privado. Para Wittgenstein, un lenguaje es un conglomerado de juego, los cuales estarán regidos cada uno por sus propias reglas. El asunto está en comprender que estas reglas no pueden ser privadas, es decir, que no podemos seguir privadamente una regla. La razón está en que el único criterio para saber que seguimos correctamente la regla está en el uso habitual de una comunidad: si me pierdo en una isla desierta, y establezco un juego para entretenerme, al día siguiente no puedo estar seguro de si cumplo las mismas reglas que el día anterior, pues bien podría fallarme la memoria o haber enloquecido. Lo mismo ocurre con los juegos de lenguaje: pertenecen a una colectividad y nunca a un individuo sólo. Esto tendrá importantes consecuencias para la moderna Filosofía de la Mente, pues ¿qué sucede con esos términos que refieren a nuestras experiencias privadas, los llamados términos mentales? Por ejemplo "dolor". El significado de la palabra "dolor" es conocido por todos, sin embargo, yo no puedo saber si llamas "dolor" a lo mismo que yo, ya que yo no puedo experimentar tu dolor, sino solamente el mío. Esto lleva a Wittgenstein a comprender que el uso de la palabra "dolor" viene asociado a otra serie de actitudes y comportamientos (quejas, gestos o caras de dolor, etc.) y que sólo en base a ello terminamos por asociar la palabra "dolor" a eso que sentimos privadamente.

El concepto de Acción comunicativa es una de las bases que estableció el filósofo alemán Jürgen Habermas para estructurar su Teoría crítica de la modernidad.

Habermas observa cómo la interacción social del ser humano pasa de estar basada en ritos y lo sagrado a la potencia del signo lingüístico, con la fuerza racional de las verdades sometidas a crítica. Las estructuras de acción comunicativa orientadas a un acuerdo se vuelven cada vez más efectivas tanto en la reproducción cultural como en la interacción social o en la formación de la personalidad.
Habermas opina que no hay mente, ni actividad intelectual sin un lenguaje previo. Si todo ser humano nació en una comunidad lingüística, el lenguaje es, paradójicamente, anterior al hombre, todo el que quiso decir algo ya tuvo que suponerlo. Habermas admite esta independencia del lenguaje y elabora su teoría filosófica a partir de lo que él llama los universales del habla: aquellos supuestos que debe considerar cualquier hablante antes de emitir palabra, porque son “mandatos” del lenguaje. Estos supuestos son ciertos en cualquier lengua, por tanto universales. Un hablante no puede dejar de pretender, si es que quiere comunicarse:
1. Inteligibilidad para lo que se dice. La comunicación resulta imposible si lo que se dice es incomprensible para los demás.
2. Verdad para aquello que se dice. Para el contenido de lo que se dice en relación con lo objetivo (si digo “esta mesa es verde” debe ser verde) o para las condiciones de existencia de lo que se dice (si digo “cierra la puerta” se presupone que la puerta estaba abierta).
3. Rectitud para su acto de habla en relación con un contexto normativo. Esto significaría lo siguiente: todo hablante se atiene a un conjunto de normas aceptadas por todos. Si dice “usted se calla” es porque debe estar autorizado a decirlo.
4. Veracidad para su formulación como expresión de su pensamiento. Lo que dice debe ser lo que cree o piensa, si miente, la comunicación se rompe
Estos cuatro supuestos: Inteligibilidad, verdad, rectitud y veracidad, son los que forman la base de validez del habla. Para Habermas, el uso primario del lenguaje sería el orientar su empleo al entendimiento. El lenguaje busca ayudarnos a comunicarnos, y para poder comunicarnos son precisos esos cuatro supuestos, y el lenguaje nos “obliga” a cumplirlos. Los otros usos del lenguaje son parasitarios de este uso ideal. Podemos usar el lenguaje para engañar, estafar, manipular, etc, pero el que miente, debe hacer creer a los demás que opera bajo el supuesto de veracidad si quiere conseguir su objetivo, el que dice cosas incongruentes debe convencernos de que no está loco, y que lo que dice responde a la realidad, el que violenta y problematiza las normas pone en cuestión el presupuesto de rectitud, etc.
Para Habermas, la comunicación lleva inscrita la promesa de resolver con razones las perturbaciones. Quien habla pisa una dimensión en la que aparecen claros los conceptos verdad, mentira, justicia e injusticia. El lenguaje nos da la posibilidad de consensuar normas de comportamiento y de propiciar, por tanto, el progreso histórico. Habermas da un nuevo sentido a la frase de Aristóteles: “el hombre, porque habla, sabe de lo justo y de lo injusto”. Sobre el lenguaje, Habermas establece la posibilidad de crear una ética, una política y una teoría consensual de la verdad.

El título hace referencia a los sentimientos, debido a que en el texto, Rousseau, plantea que el lenguaje nació bajo el estimulo de las emociones, es decir que las primeras voces fueron arrancadas por el amor, el odio, la piedad, o la cólera. Según Rousseau el lenguaje tiene como función expresar los estados de ánimo, además sostiene que las palabras solo son imprescindibles para expresar el significado del amor o del odio.

Las lenguas tienen su origen en las necesidades morales, en las pasiones. Las pasiones aproximan a los hombres, mientras que la necesidad de buscar su supervivencia les obliga a evitarse.

Rousseau, al contrario que Demócrito, dice que el lenguaje nació bajo el estimulo de las emociones, es decir que las primeras voces fueron arrancadas por el amor, el odio, etc., y no por el hambre o la sed.

Las necesidades dictaron los primeros gestos y las pasiones arrancaron las primeras voces.



Según el texto de Demócrito, el hombre inventa el lenguaje, puesto que este partiendo de sonidos supuestamente carentes de significado, comienza a articular palabras y establece entre ellas expresiones convencionales para designar cada uno de los objetos, hasta que crea un modo de significar las cosas conocido por todos, es decir, un código lingüístico común.

El lenguaje fue inventado por el hombre, luego de que este hubo formado una sociedad, impulsado por la necesidad de expresar o comunicar algo. Para Demócrito el lenguaje surge como una utilidad social o como consecuencia de una planificación racional.

Pero dado que semejantes reagrupaciones de hombres se formaron en todas las regiones habitadas del a tierra, no puedo haber una lengua de igual sonido para todos, ya que cada uno de aquellos grupos combino los vocablos como se le ocurrió, de ahí la razón de que sean variadísimos los caracteres de las lenguas y de que aquellos primeros grupos diesen origen a las distintas naciones.

Según la teoría de Demócrito el lenguaje cumple la función de comunicar experiencias o significar las cosas conocidas por todos, es decir crear conceptos.
La filosofía del lenguaje es una rama de la filosofía que estudia el lenguaje. Es decir, es la filosofía en cuanto estudia fenómenos tales como el significado, la verdad, el uso del lenguaje, el aprendizaje y la creación del lenguaje, el entendimiento del lenguaje, el pensamiento, la experiencia, la comunicación, la interpretación y la traducción, desde un punto de vista lingüístico

La filosofía del lenguaje es una disciplina joven de la filosofía cuyo origen puede datarse a principios del siglo XX en torno al denominado giro lingüístico. Dicho giro inaugura en la filosofía la preocupación por el lenguaje, en el doble sentido de condición de posibilidad del conocimiento y de medio de expresión o comunicación del pensar, para el cual toda experiencia es ya siempre experiencia en el lenguaje.

A la filosofía no le interesa particularmente el lenguaje como sistema sino su relación con el mundo, con el pensamiento y con la cultura.
El lenguaje es la capacidad para comunicarse por medio de signos. Principalmente a través de signos lingüísticos.

La comunicación consiste en un acto mediante el cual un establece con otro u otros un contacto que le permite transmitir una determinada información

LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE



Al establecer cualquier proceso de comunicación nuestra intención principal es comunicar un determinado contenido a un receptor, pero aparte de esa función primordial, el uso del lenguaje puede ser usado para desempeñar muchas otras funciones, como estableció Román Jakobson en la década de los 60. Vamos a intentar verlo a través de un esquema:


Jakobson termina la exposición de su teoría recordando que la función principal del lenguaje es la de comunicar y que los actos comunicativos no tienen por qué manifestar una única función, sino que lo normal es que aparezcan varias mezcladas, aunque en cada caso pueda predominar una sobre las otras.


EL CÓDIGO LINGÜÍSTICO


Cuando nos comunicamos utilizamos un código; es decir, un conjunto de elementos que se combinan siguiendo ciertas reglas para dar a conocer algo.


Las sociedades humanas se caracterizan principalmente porque, valiéndose de unidades sonoras significativas, logran comunicarse a través del código más complejo: las lenguas humanas o códigos lingüísticos.


El código lingüístico es el conjunto de unidades de toda lengua que se combina de acuerdo con ciertas reglas y permite la elaboración de mensajes. Las diversas comunidades humanas del mundo han organizado sus propias lenguas utilizando sonidos articulados que se asocian a distintos significados.


El emisor y el receptor deben utilizar el mismo código para que la comunicación sea posible. Aunque todos los otros elementos del circuito comunicativo funcionen adecuadamente, la comunicación no tendrá éxito si es que emisor y receptor no comparten el mismo código.

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